El 6 de octubre de 2018, Jaime Alirio Becerra Chindoy y otros dos adolescentes (Elkin Farit Sigindioy Chindoy y Armando Mutumbajoy Muchavisoy) fueron asesinados por desconocidos. Eran miembros de la comunidad indígena llamada «Oso Cocha-Yunguillo» en el municipio de Mocoa-Putumayo.
Los cuerpos sin vida de los adolescentes fueron encontrados, dos días después, en el borde de una carretera pública, al lado de sus motocicletas incineradas, en los que se suponía que se habia llevado los cuerpos.
Según la Organización Nacional Indígena de Colombia, «ONIC», la comunidad indígena (el «Pueblo Inga») está a punto de extinguirse debido al conflicto armado, el tráfico de drogas, la minería, la explotación petrolera y la tala ilegal. La communidad ha estado luchando para que se respeten sus derechos, incluso el derecho a permanecer en su territorio.
En ese momento, la porta voz de la policia, Edilberto García emitió un comunicado : «Lamentamos estos hechos y ya disponemos de una unidad especial para dar con los responsables de lo ocurrido».