El 22 de mayo 2018, un comando fuertemente armado ingresó a la comunidad P’urhépecha de Nurío con propósitos de intimidar, asesinar y destruir su forma de organización comunal, disparando con armas de alto calibre a mujeres, niños y ancianos. Ante esta situación de clara amenaza a la paz y a la seguridad, la comunidad respondió mediante la defensa organizada y articulada de su territorio, lo que resultó en la muerte del defensor del territorio Jesús Álvarez Chávez, originario de Nurío y quien formaba parte del grupo de comuneros que repelieron la agresión.
Nurío posee una larga historia de lucha y resistencia, distinguiéndose como una comunidad que busca proteger sus bienes naturales, procurando su organización y seguridad de manera autónoma. Ante intereses externos que amenazan el territorio y la forma de vida, el papel de las y los comuneros ha sido ejercer sus derechos desde la libre determinación de su ser P’urhépecha. Este ejercicio continuo de sus derechos como pueblo indígena, les ha permitido hacer frente a la violencia sistemática que tiene su principal motor en el extractivismo. En este contexto de violencia es que la comunidad se ha visto forzada a responder a los ataques directos contra su población.