Source – Agencia Presentes
José Roberto Díaz tenía 18 años, era un joven activista de Trabajando Unidos por Huehuetenango, estilista y originario de San Miguel Petapa municipio del departamento de Guatemala. Desde 2014 residía en una zona llamada “roja” (por su violencia), cerca del Parque Arqueológico Ruinas de Zaculeu del departamento de Huehuetenango, a 261 km de la ciudad capital.
Sus vecinos lo encontraron muerto en un callejón y alertaron a la policía. Lo hallaron la mañana del 25 de marzo, a las 11:20. Yacía en un terreno con pasto, detrás de unas galeras de lámina (galpones), en el Terreno zona 4 de esa localidad. Según el Ministerio Público y Policia Nacional Civil, la presunta causa de la muerte de José fue por lapidación.
José fue torturado y marcado con un arma cortante en el abdomen. Allí sus victimarios dejaron escritos mensajes homofóbicos: “morro, hueco y maricón”. Y tenía marcado el número 18 en su rostro, símbolo de una mara que opera a nivel centroamericano.
Tememos por nuestras vidas
José integraba el colectivo comunitario de base “Trabajando Unidos por Huehuetenango”. Uno de sus compañeros de la organización aceptó hablar con Presentes pero pidió anonimato. “Hemos sufrido bastante. Sabemos existen personas que condenan la homosexualidad. Hay una sociedad moralista y religiosa que nos están vigilando. Nos van marcando, viendo quiénes somos las cabezas del colectivo para mandar ese mensaje simbólico, como lo hicieron con las marcas que le infringieron a Josecito”.
A la página de la organización ya llegaron amenazas. “Que esto no está bien, que no es de dios, que nosotros no respetamos la moral. Tememos por nuestra vida. Tememos que dañen nuestros cuerpos, o a nuestras familias, por ser personas visibles. Queremos protegernos, que no nos pase lo mismo. Tenemos miedo”.
El colectivo manifestó a través de un comunicado exigiendo a las autoridades dar con los responsables. Y llamaron a través de sus redes sociales a frenar los discursos de odio. “Agradecemos a cada una de las organizaciones el apoyo y muestras de solidaridad por la pérdida no solo de una persona, un amigo y un compañero miembro de nuestra organización. Llamamos a la sociedad qa ue no siga promulgando el discurso de odio con frases de cualquier índole, por qué ellas están matando a nuestros compañeros, amigos, hermanos, primos, hijos”.
También hicieron un llamado a los medios de comunicación para repudiar algunas coberturas, y pedir “que sean transparentes y verídicas”.
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La familia de la víctima había reportado su desaparición el domingo pasado ante esa dependencia. Sus parientes dijeron que “desde que José ganó un concurso de belleza gay, empezó a recibir amenazas de muerte”.
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Organizaciones y colectivos de sociedad civil manifestaron su rechazo a lo que consideran una oleada de violencia. Según la organización “Red Nacional de la Diversidad” ya van cinco asesinatos en lo que va del año en contra de miembros de la comunidad LGBT.