Manuel Milla, campesino de 25 años en la región de Bajo Aguán, Tocoa en Honduras, fue asesinado en un día de celebración mientras jugaba al fútbol. Manuel Milla era miembro del movimiento campesino «Gregorio Chávez» y lo asesinaron por haberse implicado en la recuperación de unas tierras de las que anteriormente habían sido despojados.
El movimiento campesino «Gregorio Chávez» se creó en 2012 con el objetivo de defender el derecho de los pueblos indígenas al territorio. De hecho, desde 2009 las comunidades del Bajo Aguán son víctimas de una guerra por el territorio, donde diferentes grupos luchan por la propiedad de las tierras y las cosechas. Esto acaba, a menudo, con la vida de los campesinos y los pequeños terratenientes. En el caso de Manuel Milla, él era coordinador de un territorio de 10 hectáreas que acababan de recuperar, y que iban a utilizar para viviendas. Allan Martínez, otro miembro del movimiento, fue asesinado el mismo día.
El caso de Manuel Milla es emblemático porque representa la situación de cientos de campesinos y miembros de comunidades locales que continúan siendo afectados por el conflicto por el territorio.