Rosa María Mendoza era signataria del Acuerdo de Paz y había estado involucrada en numerosos proyectos de desarrollo comunitario en Montecristo, Bolívar. Ella había trabajado en iniciativas diseñadas para ayudar a los ex paramilitares a reincorporarse a la sociedad civil, con un enfoque particular en ayudar a las mujeres campesinas e indígenas a mejorar su situación económica.
Como resultado de este trabajo había recibido amenazas de muerte por parte de grupos armados de la zona.
Originalmente se había unido a las FARC porque sentía que era la única forma de proteger a su familia, a pesar de que en ese momento era menor de edad.
Rosa María fue socia fundadora de la Cooperativa de Mujeres, ASOVISBOL y la Asociación de Vivienda Agraria.
El 27 de diciembre de 2020 fue asesinada a tiros en el transcurso de una masacre en la vereda Quebrada Honda, en la zona comprendida entre el municipio de Montecristo y Santa Rosa del Sur.
Hombres armados desconocidos abrieron fuego contra una reunión familiar y mataron a 5 personas, incluida Rosa María. Su hija de dos años resultó herida pero sobrevivió después de varios meses de tratamiento médico.
Se cree que el asesinato fue perpetrado por miembros disidentes del ELN que han atacado repetidamente a otros exmiembros de las FARC que han firmado el Acuerdo de Paz.