El 18 de octubre de 2016, hombres no identificados dispararon contra José Ángel Flores y Silmer Dionisio George, activistas hondureños por los derechos a la tierra, cuando salían de una reunión en Tocoa, en el departamento Colón, en la costa caribeña de Honduras.
Flores fue el presidente de MUCA, una organización de derechos de tierra que ha llevado a cabo acciones legales en nombre de los agricultores de la región conocida como Bajo Aguán. Los agricultores sostienen que, durante los últimos 20 años, miles de hectáreas de tierra han sido transferidas ilegalmente a empresas de gran escala que producen aceite de palma para exportar como biocombustible. MUCA también ha ocupado tierras que según dicen fueron tomadas ilegalmente de los agricultores.
Flores había sido amenazado repetidamente por un grupo paramilitar local que intentó destruir MUCA mediante el uso de infiltrados y violencia para imponer un nuevo liderazgo.
En mayo de 2014, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ordenó al gobierno hondureño que proporcionara medidas de protección a Flores y George, junto con otros 121 campesinos en el Bajo Aguán.
En abril de 2015, Flores sobrevivió a un intento de asesinato cuando el arma de un pistolero falló.