El Monseñor Juan José Gerardi fue asesinado a golpes en la cabeza el 26 de abril de 2008, dos días después de que hubiera presentado el informe de la Iglesia Católica sobre violaciones de derechos humanos cometidas durante el conflicto armado (1960-1996). Como coordinador de la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), Mons. Gerardi fue el impulsor del proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica (REMHI). Basado en el estudio de más de 55,000 violaciones de derechos humanos perpetradas durante los 36 años del conflicto, el informe estableció que la gran mayoría de las violaciones fue a mano del ejército y sus auxiliares civiles.
Tras ser ordenado sacerdote en el 1946, Juan Gerardi desempeño su trabajo en diferentes parroquias de Guatemala, hasta ser nombrado Obispo de la diócesis de Verapaz en el 1967 y después Obispo de Santa Cruz del Quiché en el 1974. Con el recrudecimiento de la violencia, Mons. Gerardi a menudo denunció las violaciones de derechos humanos en contra de los civiles, en particular de los pueblos indígenas y los operadores de la Iglesia Católica. En el 1980 tuvo que salir de su diócesis después de que se descubrió un atentado a su vida. Al regreso de un viaje al Vaticano, fue temporalmente detenido y fue obligado a exiliarse hasta el 1982. En el 1984 fue nombrado Obispo Auxiliario del Arzobispado de Guatemala, donde pudo continuar a enfocarse en su trabajo para la paz y los derechos humanos, y a partir del 1998 fue parte de la Comisión Nacional de Reconciliación. Este rol lo llevó a crear también la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado de Guatemala (ODHAG), que continua al día de hoy a dar asistencia a víctimas de violaciones de derechos humanos en Guatemala.
En el 1995 la ODHAG empezó el proyecto REMHI, para recolectar testimonies de abusos del conflicto armado. Esta fue la primera oportunidad para sobrevivientes y familiares de víctimas de violaciones de derechos humanos de compartir sus experiencias y denunciar los perpetradores. Esto llevo a la elaboración del informe Guatemala: Nunca más, presentado el 24 de abril de 1998. Dos días después, Mons Gerardi fue asesinado. Durante años fue blanco de amenazas, críticas y estigmatización por su labor a favor de la paz, los derechos humanos y los más pobres.
El 8 de junio de 2001, tres militares fueron sentenciados a 30 años de cárcel por su asesinado. Un sacerdote, identificado como cómplice, fue sentenciado a 20 años. En apelación, algunas de las sentencias fueron reducidas. Militares de más alto nivel, presuntamente involucrados en los hechos no han sido procesados. El juicio se ha llevado en una situación de acoso e intimidación: un juez y un fiscal han tenido que salir del país después de recibir amenazas. Muchas más personas involucradas en el caso han sufrido intimidación y amenazas, incluyendo a abogados de la ODHAG. Tres testigos han sido asesinados, así como seis personas que dormían en la calle cerca de la casa del Obispo cuando fue asesinado.