A su 16 años, Luis Fernando Ayala, ya era un destacado ambientalista en el municipio Guala, Santa Bárbara, en el noreste de Honduras.
Su corta edad no lo salvó de un crimen espantoso. Fue secuestrado, torturado y luego asesinado.
Fue hallado sin manos y con señales de tortura un día después de reportada su desaparición.
Según el diario guatemalteco Plaza Pública, una testigo que trabajaba en la hacienda cafetalera donde trabajaba Luis Fernando, vio cómo tres encapuchados se llevaban al adolescente en la noche.
Luis Fernando, al igual que otros de sus familiares, era miembro del MAS (Movimiento Ambientalista Santabarbarense), el cual llevaba tres años oponiéndose a la actividad minera y proyectos hidroeléctricos de la zona, principalmente a la concesión para extraer yeso en el municipio, la cual fue otorgada por un periodo indefinido y presenta una amenaza para los pueblos de la localidad.
Sin embargo, su familia vincula el homicidio a su participación en las protestas contra el presidente Juan Orlando Hernández, tras las cuestionadas elecciones del 26 de noviembre de 2017, las cuales fueron fuertemente reprimidas por la policía militar y del orden público (PMOP). La persecución fue tal que varios líderes juveniles fueron sometidos a medidas de protección por parte del Estado.