A las 21:00 horas de la noche del 24 de agosto de 2020, dos hombres vestidos de civil fuertemente armados irrumpieron en la vivienda del líder comunitario Edis Manuel Caré Pérez en la comunidad de Villa Nueva mientras descansaba con su esposa e hijos, y lo mataron a tiros .
Edis Manuel Caré tenía 65 años. Era presidente del Consejo Local de la comunidad Despensa Media (Consejo Comunitario Curbaradó) y residía temporalmente en la comunidad Villla Nueva (COCOLATU) desde hacía algunos años. Recientemente había recibido amenazas de muerte por su papel de líder en la comunidad. Su esposa está en proceso de reclamar 110 hectáreas de tierra en COCOLATU en la comunidad de Villa Nueva.
Es importante señalar que transcurrieron más de 20 horas antes de que se realizara la inspección y levantamiento del cuerpo, debido a una disputa administrativa entre los departamentos de Antioquia y Chocó.
El Consejo Comunitario de La Larga y Tumaradó (COCOLATU) representa a un grupo de comunidades negras a quienes en 1999 se les otorgó la titulación colectiva de sus tierras. El territorio colectivo de COCOLATU comprende el municipio de Riosucio (Chocó), con una superficie de 107.064 hectáreas y un total de 49 comunidades habitadas tradicionalmente por afrodescendientes y mestizos.
La comunidad local cree que la campaña de violencia es parte de una estrategia deliberada orquestada por grandes terratenientes que están conectados con las bandas de narcotraficantes para bloquear la restitución de tierras.
En un comunicado, un portavoz del Consejo Comunitario afirmó: “Nuestro destino no puede ser la muerte, que simplemente se ve como una parte inevitable de la vida diaria. En el marco de esta violencia, que se normaliza en comunicados oficiales, se perpetra una masacre contra los más desvalidos, contra los que han sufrido los horrores de la guerra para favorecer los intereses de los grandes dueños de la tierra, narcotraficantes y terratenientes, que en gran medida le han quitado la tierra a los más pobres.
El mundo debería mirar lo que está pasando con los más pobres de los pobres en Colombia. El gobierno debe asumir su responsabilidad histórica y detener el derramamiento de sangre implementando los acuerdos y generando los mecanismos para poner fin a esta guerra absurda a través del diálogo. Ese es el anhelo de nuestras comunidades negras, indígenas y campesinas”.