Edwin Fernández Saravia, fue líder y defensor de derechos humanos en la comunidad garífuna de Rio Tinto, cerca de Tela, en la provincia de Atlántida, en el extremo norte de Honduras. Es un área aislada y ambientalmente sensible.
Fernández Saravia era miembro de la Organización Fraternal Negra de Honduras, Ofraneh, y era muy respetado por su dedicación al servicio de la comunidad.
Según los informes, Fernández Saravia estaba a cargo del portón de seguridad de entrada a la comunidad que se instaló como parte de la estrategia anti-COVID de la comunidad, y fue baleado porque se negó a entregar la llave del portón de seguridad.
El 21 de mayo de 2020, tres hombres encapuchados llegaron a su casa, forzaron la puerta y abrieron fuego disparándolo.
Había visto a los tres hombres armados acercándose a su casa y corrió adentro y cerró la puerta. Luego se dio cuenta de que su hijo de 9 años todavía estaba afuera y salió corriendo a buscarlo.
Cuando regresaba corriendo a la casa, los hombres armados le dispararon por la espalda. No pudo cerrar la puerta debido a sus heridas. Luego, los pistoleros entraron a la fuerza para acabar con él.
En su informe de 2020, “Honduras, Destrucción, Muerte y Corrupción”, la organización de derechos humanos Aci-Participa destacó la desaparición o asesinato de 15 defensores de derechos humanos en 2020 como evidencia del deterioro de la situación de derechos humanos en el país.