Camilo Catrillanca fue un líder indígena de 24 años que venía de una familia de dirigentes.
Su abuelo Juan Catrillanca es el lonko (líder mapuche) de Temucuicui, zona que por mucho tiempo ha sido símbolo de resiliencia mapuche. El padre de Camilo, Marcelo, lo llamó de “weichafe,” palabra que se puede traducir como “guerrero” pero además tiene conotaciones de sabio.
Agregó que era muy reconocido en su comunidad y que había sido una satisfacción haberlo disfrutado como hijo. Camilo era casado y su esposa esta embarazada; tenía una hija de seis añosu esposa embarazada. Murió antes de terminar la casa que estaba construyendo para ellos tres.
Los eventos
El 14 de noviembre de 2018, una nueva unidad especial «antiterrorista» de la policía chilena conocida como Comando Jungla ingresó a la comunidad mapuche tradicional de Temukuikui, cerca de la ciudad de Ercilla, en la región de la Araucanía, casi seiscientos quilómetros al sur de Santiago. Aunque su supuesto propósito era de encontrar a ladrones que robaron automóviles en esa región, la operación contaba con cientos de carabineros y dos helicópteros.
Camilo había salido a buscar cilantro con un familiar de quince años cuando le dispararon varias veces. Según los miembros de la comunidad, a pesar de haber sufrido heridas graves, fue rodeado por carabineros y llevado a una clínica local, no al hospital. El menor que acompañó a Camilo, quien hizo una declaración al Ministerio Público, afirma que en lugar de dirigirse directamente a la clínica, los oficiales dieron una vuelta a la plaza del pueblo. El niño también describió las varias formas en que él mismo fue agredido por los carabineros después.
Los relatos oficiales al principio eran muy distintas a la realidad. En un tuit, el presidente del país lamentó la muerte del dirigente pero dijo que los carabineros “tienen el derecho a defenderse cuando son atacados,” pero la autopsia muestra que la bala que lo mató se introdujo por su nuca. El muchacho que lo acompañaba notó que un carabinero sacó la tarjeta de memoria de la cámara con la que grababan los hechos, cosa que se confirmó en una declaración de prensa del propio ministro del interior. El gobierno también insistió en varias ocasiones que Camilo tenía antecedentes criminales sin prueba alguna de que los tuviera.
Todas estas inconsistencias enfurecen a millones de chilenos cuya reacción fue articulada por la estudiante Martina Tobar, que dijo que el caso “ha sido una burla de la inteligencia de la ciudadanía chilena». Hubo una cantidad enorme de manifestaciones en todo el país y varios funcionarios no han tenido más remedio que renunciar a sus puestos.
El contexto
El asesinato de Camilo es apenas la última de una serie de acciones en las cuales el estado chileno sale en defensa de la industria forestal y otras empresas que están explotando los recursos naturales del sur de Chile, como el agua. Mientras que la industria forestal sostiene que han comprado o alquilado legalmente grandes extensiones de tierra en esta parte del país, las comunidades indígenas se han quejado durante años de los impactos ambientales negativos de actividades de tala que, entre otros efectos, provocan la erosión de la tierra de cultivo mapuche y contamina el alimento del ganado.
Camilo es el décimo quinto activista mapuche asesinado desde en 2001, de acuerdo el periódico indígena Werkén.cl que documentó otros 14. A principios de este año, la Red por la Defensa de la Infancia Wallmapu señaló que más de 40 niños mapuches han sido maltratados por la policía y que algunos hasta fueron heridos por balas.
Basado en textos de El Comercio, 24 Horas y Red Pepper