El 27 de mayo de 2017, Carlos Maaz Coc, defensor de derechos indígenas y de la tierra, fue asesinado mientras participaba en una manifestación pacífica que pedía a las autoridades una solución a la contaminación del Lago Izabal, El Estor, Guatemala, que resulta de las actividades mineras.
Carlos Maaz Coc era miembro de la comunidad indígena Maya-Q’eqchi y defensor del medio ambiente y de la tierra. Fue parte del Gremial de Pescadores Artesanales (GPA), que, junto con otras organizaciones locales, trabaja para proteger los derechos humanos de las comunidades Maya-Q’eqchi contra la contaminación generada por las actividades de minería de níquel en la región, la cual puede afectar a sus tierras y poner en peligro sus medios de vida.
El 27 de mayo de 2017, el gobierno de Guatemala abandonó unilateralmente las negociaciones con el GPA, que habían sido organizadas en un intento por encontrar una solución a los problemas de la comunidad causados por las actividades mineras. Aproximadamente a las 15:00, la comunidad de El Estor decidió realizar una manifestación pacífica cerrando la carretera que conduce a Alta Verapaz y a las instalaciones mineras. El Ministerio de Gobernación de Guatemala ordenó el despliegue de la unidad de policía antimotines de la Policía Nacional Civil a la región. El uso desproporcionado de la fuerza, incluyendo el uso de balas de goma, municiones reales, bombas de gas y bombas sonoras, resultó en varias personas heridas y en la muerte de Carlos Maaz Coc, que fue atingido con munición real.
Varias autoridades guatemaltecas, entre ellas el Ministro de Medio Ambiente, Sydney Samuels, han negado públicamente la muerte.
En 2006, el gobierno guatemalteco otorgó licencias de explotación minera a la Compañía Guatemalteca de Níquel (CGN), subsidiaria local de la empresa canadiense HudBay Minerals Inc. El gobierno no solicitó el consentimiento previo, informado y libre de las comunidades indígenas de El Estor, un requisito establecido en el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo. Las actividades mineras en los alrededores del Lago Izabal han causado su contaminación por metales tóxicos, como el níquel, el cromo y el cadmio. Esto ha puesto en peligro los derechos humanos de las comunidades indígenas que utilizan el lago para la pesca y como su principal fuente de agua potable.
El gobierno guatemalteco ha faltado repetidamente en el cumplimiento de la legislación internacional y nacional y de las decisiones judiciales que le exigen que respete los derechos de las comunidades indígenas.