Cristian Javá Ríos era un indígena Kukama, defensor de su territorio y monitor ambiental en la comunidad indígena La Petrolera, ubicada en el distrito de Urarinas del departamento nororiental de Loreto en Perú. Murió a tiros tras ser emboscado por bandas criminales que estarían intentado expulsar a las comunidades indígenas de esa zona de la Selva Amazónica.
Según ACODECOSPAT, una asociación que agrupa a 64 comunidades indígenas Kukama y Urarina, el 17 de abril una delegación de la comunidad indígena La Petrolera se dirigió a una zona dentro de su territorio comunal que había sido invadida con el objeto de retomar posesión de ella; pero los invasores les tendieron una emboscada causando la muerte a Cristian Javá y dejando a otras cinco personas heridas.
Testimonios locales aseguran que las bandas llevaban meses amenazando a la población de La Petrolera; impidiendo incluso labores de remediación ambiental y vigilancia en zonas cercanas a sus asentamientos. Esto habría sido denunciado ante la Fiscalía de Nauta, pero según un boletín de prensa de ACODECOSPAT la institución no habría tomado ninguna acción.
ACODECOSPAT denuncia que las invasiones a los territorios comunales en el Chambira y Patoyacu responden a intereses de personas que acuerdan con la empresa y el Estado la implementación de proyectos de «desarrollo» (como sistemas de saneamiento) para lucrarse a través de ellos. La misma organización sugiere que habría un relación entre los ataques a los oleoductos de la zona y las empresas encargadas de remediación.
Cristian Javá era un joven esposo y padre de un bebé de seis meses.