Juana María Perea, era defensora de derechos ambientales en Nuquí, Chocó. Había montado un negocio de confección de ropa “Costurero Golfo de Tribugá” y había capacitado a mujeres locales para hacer ropa como una forma de ampliar sus opciones económicas.
También se había opuesto activamente a la construcción de un nuevo puerto en Tribugá debido a la amenaza a esa parte ecológicamente sensible del Pacífico.
En los meses previos a su asesinato había estado organizando talleres sobre bioseguridad y protección ambiental para los propietarios de pequeños hoteles ecoturísticos de la zona.
Juana María había presentado denuncias oficiales sobre las actividades de los grupos paramilitares en la zona que estaban dañando el medio ambiente.
El 29 de octubre de 2020, hombres armados llegaron a su casa en Nuquí y la sacaron a rastras. Luego la sacaron al río en una lancha, le dispararon y arrojaron su cuerpo al río.
Su cuerpo fue encontrado en la orilla del río al día siguiente.
Un miembro del Clan del Golfo, Néstor Leonel Lozano Muriel, conocido como El Tigre o Guachón, ha sido condenado a diecisiete años de prisión por su asesinato. Otras dos personas han sido arrestadas por complicidad en el asesinato.