FUENTE: IM-Defensoras
El sábado 11 de enero de 2020, la defensora de derechos humanos hondureña Karla Ignacia Piota Martínez murió a causa de siete impactos de bala que recibió en un atentado contra su vida en la comunidad garífuna de Masca el pasado 28 de diciembre.
Karla era hermana de Ermelinda Piota Martínez, miembro de la coordinación general de la OFRANEH. Este es el cuarto asesinato o atentado contra la vida de un allegado a Ermelinda. El 12 de diciembre, asaltantes dispararon contra su casa e hirieron a Paula Álvarez en el incidente.
Antes de eso, otros tres compañeros suyos fueron asesinados, entre ellos la defensora garífuna Mirna Suazo. La OFRANEH ha denunciado en reiteradas ocasiones que Masca se ha convertido en epicentro de la violencia relacionada con el acaparamiento de tierras exacerbada por el racismo.
La evidencia confirma que se trata de una estrategia para expulsar al pueblo garífuna de sus territorios ancestrales. El Instituto Nacional Agrario ha emitido títulos de propiedad de territorios que pertenecen legalmente a las comunidades garífunas, fomentando así la tenencia de la tierra por parte de terceros foráneos.
Esto ha colocado al pueblo garífuna en el centro de una ola de violencia promovida por ambiciosos grupos financieros ávidos de parcelar los territorios mediante una estrategia de terror y aniquilamiento. Estos asesinatos y otros ataques se dan en un contexto de extrema vulnerabilidad para las defensoras garífunas, quienes deben lidiar con el miedo que generan los grupos poderosos que trabajan en alianza con el Ejército de Honduras y las autoridades gubernamentales.
Además, enfrentan el racismo institucionalizado y el machismo que obstaculizan su trabajo como mujeres defensoras, y la violencia simbólica con la que los medios de comunicación tratan sus luchas y abusan de su imagen.