Luisa Ávila tenía 23 años, y había sido activista durante 10 años en defensa de los derechos de la comunidad LGBTI. También colaboró con la Oficina de la Mujer del municipio de Buga, Valle del Cauca.
El 26 de julio de 2020, Luisa salió de la casa de sus hermanos y no se la volvió a ver.
Estuvo desaparecida durante ocho días y el 3 de agosto de 2020 su cuerpo fue encontrado tirado en un canal de drenaje cerca de la prisión del Distrito Judicial en el municipio de Buga, con evidentes signos de tortura.
Según los informes recibidos, Luisa no había recibido amenazas antes de su asesinato.
Alexánder Quinteros, activista de la comunidad LGTBI agregó que “Luisa era una niña muy cariñosa que tuvo que pasar por momentos muy duros en su vida, pero nunca imaginamos que terminaría así”.