El 13 de mayo de 2017, Mario Andrés Calle Correa, de 40 años, recibió tres disparos en la calle frente a su casa en Valle del Cauca, Colombia. Estaba regresando a casa esa mañana después de comprar un poco de pan y sacar leche de su granja cuando su madre escuchó los disparos que mataron a su hijo. Deja atrás a un niño de 18 meses, a su madre con quien vivía y a sus hermanos.
Mario era el presidente de Astracava-Guacarí y el presidente de la Asociación de Campesinos del Valle del Cauca. Era un apasionado de la injusticia social, ya que trabajaba por los derechos de los trabajadores campesinos y exigió que se prestara más interés al campo rural y a su comunidad.
Estuvo involucrado en la promoción de la agricultura ambiental. Según un portavoz de Astracava-Guacarí, «siempre fue crítico del gobierno, de la corrupción, de la falta de inversión pública en el campo, de las prácticas clientelistas de los gobiernos en el poder, de la pobreza del campesinado, de la falta de espacios para la participación política de las comunidades y de la injusticia social «.