Mario Castaño Bravo, de 58 años, fue asesinado a balazos en siete veces por el grupo armado paramilitar Gaitanistas la noche de 26 de noviembre en su casa de campo en Choco, Colombia. El deja dos hijos y su esposa detrás de él. Trabajó con las organizaciones Construyendo la Paz en los Territorios (CONPAZ) y Comunitario La Larga de Tumaradó como un líder social para restaurar los derechos a la tierra para su comunidad. Había recibido varios amenazas antes como se oponía abiertamente a la injusticia de los grupos paramilitares y las fuerzas públicas que tomaron o habitaron tierras que no les pertenecen.
Mario se obligado en dos ocasiones a abandonar su tierra debido a la resistencia al inicio de proyectos madereros y agrícolas. El primer desplazamiento fue en octubre de 1996 después de que el grupo paramilitar FARC se mudó el barrio y presionó a los residentes para se unieron a la fiesta y asistieran a los reuniones. Eventualmente la violencia aumentó en el barrio y Mario y las otras familias no tuvieron elección pero que mudarse. El segundo desplazamiento fue en 2013 cuando hombres armados intentaron forzar la entrada a la casa de Mario y su familia en la comunidad Florida en la cuenca de La Larga Tumarado.