Mario Chilhueso dedicó la mayor parte de su vida a defender los derechos de las comunidades campesinas de la región de Alto Naya en Colombia.
A las 05.00 a.m. de la mañana del domingo 19 de abril de 2020, Mario salió de su casa para llevar sus mulas a trabajar en el campo cuando varios hombres armados abrieron fuego y lo mataron instantáneamente.
En 2001, Mario y su familia habían sido previamente desplazados de su tierra luego de la masacre de El Naya en la que fueron asesinados 46 miembros de comunidades indígenas y afrodescendientes. Desde entonces, había sido un activista dedicado a los derechos a la tierra que defendía los derechos de su comunidad.
Al momento de su muerte, Mario era presidente de la Asociación de Trabajadores y Pequeños Productores Agropecuarios -ASTCAP-, en el municipio de Buenos Aires.
En febrero de 2020, Mario y varios otros miembros de la comunidad, con el apoyo de la Comisión Colombiana de Juristas, presentaron una solicitud a la Unidad de Restitución de Víctimas (URT) – Territorial Cauca, ) para incluir sus tierras en el Registro de Tierras Despojadas y Abandonadas Forzadamente.
Esta era la única forma en que podían hacer valer legalmente su derecho a la tierra.