La vida de la defensora de derechos humanos hondureña Paola Barraza, terminó trágicamente cuando fue asesinada frente a su casa en Lempira, un barrio de Comayagüela. Su compromiso con la causa de los derechos LGBTI y su participación en la Asociación Arcoíris contribuyeron a promover la causa LGBTI en Honduras.
Cuando abrió la puerta, un domingo por la noche en enero de 2016, su agresor, tras haber llamado, le disparó cinco veces en la cabeza y en el pecho. Reportado a las autoridades, el caso no fue asignado ningún investigador para llevar a cabo una investigación o procesar al perpetrador del asesinato.
Como defensora activa de su comunidad, esta no fue la primera vez que fue atacada por su participación en la defensa de los derechos de LBGTI. Paola sobrevivió a un ataque contra su vida perpetrado por desconocidos el 15 de agosto de 2015, a pesar de recibir disparos en la cara y ser gravemente herida. Estos eventos tuvieron lugar cerca de la oficina de la Asociación Arcoíris (Rainbow Association).
Sus compañeros defensores de los derechos humanos Angy Ferreira y Marco Aurelio López también fueron asesinados. Angy Ferreira fue asesinada por distribuir condones y Marco Aurelio López fue violado y asesinado por la policía militar. Según un informe reciente de Index on Censorship, 215 miembros de la comunidad LGBTI han sido asesinados en Honduras desde 2009.
En respuesta a estos eventos, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) condenó enérgicamente los asesinatos selectivos de defensores de los derechos humanos y personas LGBTI. De particular preocupación es el hecho de que los agentes del estado han sido frecuentemente culpables de agredir a miembros de la comunidad LGBTI por su identidad de género u orientación sexual.
La Asociación Arcoíris continúa abogando por los derechos de la comunidad LGBT, incluso si algunos miembros de la comunidad han perdido la vida en el camino. Enfrentados a discriminación estructural y sistémica, los desafíos siguen siendo enormes para la causa LGBTI. La Asociación ha estado trabajando con la ayuda de Peace Brigades International (PBI) para empoderar a los miembros de la comunidad LGBT a fin de que aborden cuestiones tales como la atención médica.
Paola Barraza había sido miembro de la junta directiva de la Asociación Arcoíris durante aproximadamente 8 años. También formó parte de Grupo Muñecas, el grupo de mujeres trans de la Asociación.
En medio de la violencia hondureña donde las personas LGBT son particularmente vulnerables, Paola Barraza es recordada como un símbolo, luchando contra la injusticia y perseverando en su lucha por la aceptación de las personas lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBTI). Su trabajo inspira a quienes promueven la igualdad para todos y aboga por el fin de la impunidad y la discriminación contra las personas LGBTI en Centroamérica y más allá.