Roberto Carlos Pacheco Villanueva era hijo del reconocido ambientalista Demetrio Pacheco.
Pacheco Villanueva tenía una concesión forestal que corre paralela a la carretera Interoceánica en Madre de Dios. El 11 de septiembre de 2020, Pacheco Villanueva había salido a inspeccionar el bosque. Al no haber regresado varias horas después, su padre y dos de los hombres que trabajaban con él salieron a buscarlo y encontraron su cuerpo. Lo habían matado a tiros y el cuerpo había sido tirado en una zanja cerca de unas tierras de cultivo que limitaban con su propiedad.
No muy lejos del lugar donde se encontró el cuerpo, la policía encontró un jeep abandonado que no tenía números de plazas ni matrícula de chasis.
Tanto Pacheco Villanueva como su padre habían recibido múltiples amenazas desde 2012, cuando los acaparadores de tierras y los madereros ilegales comenzaron a trasladarse a la zona.
Según su padre, la última amenaza que recibió Pacheco Villanueva decía: “Estás perdiendo el tiempo. Tú eres el que tiene que desaparecer de aquí.
La intimidación provenía de un grupo de aproximadamente seis personas que había encontrado dentro de la concesión, a quienes su hijo había reprendido por haber talado algunos de sus árboles, cuenta Pacheco.
Las invasiones de la concesión de 842 hectáreas de bosque adjudicadas a Pacheco comenzaron en 2012. Esta tierra, dedicada principalmente al cultivo de castañas, está a su nombre desde 1995. “Desde que empezaron a invadir, en 2012, he hecho en menos ocho denuncias por deforestación”, dice Pacheco.
Fue por esta labor en defensa de los bosques de Madre de Dios que Pacheco asumió la vicepresidencia del Comité de Manejo de la Reserva Nacional Tambopata, integrado por un grupo de ambientalistas y propietarios de concesiones forestales ubicadas en la zona de amortiguamiento de este protegido área. Todos ellos han estado enfrentando abiertamente la minería ilegal, la tala ilegal y las invasiones de tierras durante años.