Históricamente, el departamento del Meta es una zona de conflicto armado en la Amazonía con frecuentes problemas relacionados con la deforestación y el acaparamiento de tierras.
Javier Francisco Parra era un ambientalista que durante los últimos tres años se desempeñaba como coordinador regional de la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Área de Manejo especial para la Macarena, CORMACARENA, en Meta. Llevaba más de veinte años trabajando en esta zona para proteger ecosistemas frágiles como Caño Cristales.
El 3 de diciembre de 2020, Javier estaba parado afuera de la oficina de CORMACARENA cuando dos hombres en una motocicleta se acercaron y le dispararon varias veces. Fue trasladado al hospital municipal pero murió a causa de las heridas mientras lo preparaban para ser trasladado vía aérea al centro médico de Villavicencio.
Este asesinato ocurrió solo dos meses después de que otros tres trabajadores de Cormacarena fueran atacados en la carretera. Los tres individuos se trasladaban del sector La Julia a la vereda El Divisó, en zona rural del municipio Uribe en el Meta, y fueron abordados por sujetos armados a quienes les robaron sus pertenencias y quemaron la camioneta en la que viajaban. Sobrevivieron con sus vidas tras la intervención de la policía y el ejército.
Según un informe de Mongabay “La muerte de Parra es otro nombre en la creciente lista de líderes sociales, ambientales e indígenas asesinados en Colombia. Según las últimas cifras del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz), entre el 1 de enero y el 6 de diciembre de 2020, la asombrosa cifra de 284 líderes de este tipo habían sido asesinados en Colombia.
Además, el informe anual más reciente de Global Witness señaló que, en 2019, Colombia no solo ocupó el primer lugar en el número de asesinatos de líderes ambientales en la región, con 64 homicidios, sino que también fue el país más peligroso del mundo para el medio ambiente. defensores.”
