December 2018

Colombia: Assassination attempt against Lidia Gómez and killing of indigenous and campesino human rights defenders

13 December 2018

Source Front Line Defenders
Between 21 November 2018 and 7 December 2018, six indigenous and campesino human rights defenders were killed in Colombia. On 8 December 2018, the Awá leader and woman human rights defender Lidia Gómez suffered an assassination attempt. All of these defenders were working to protect their economic, social and cultural rights in the regions of Cauca, Nariño and Norte de Santander.

Lidia Gómez is the current leader of the Awá indigenous peoples’ Alto Cartagena reserve. As one of the leaders of the Cawamari indigenous organisation, she defends the human rights of indigenous communities in the region that are being violated by the actions of guerrilla and paramilitary groups that seek to control the territory.

Around 1 a.m. on 8 December 2018, a number of unknown armed individuals fired shots at the house of Lidia Gómez, in the municipality of Ricaurte, Nariño. Even though five bullets entered the house, the defender and her husband were not harmed.

The regional office of the Ombudsman in Cauca opened an investigation; nonetheless, there has been no response from specialised protection organs such as the National Protection Unit (Unidad Nacional de Protección, UNP), whose mandate include the protection of human rights defenders and social leaders at risk.

The attack against Lidia Gómez took place six days after the assassination of the Awá indigenous leaders and human rights defenders Héctor Ramiro García and his son Braulio Arturo García, in the indigenous reserve Palmar de Imbí, Ricaurte, Nariño, on 2 December 2018. On 4 December 2018, Lidia Gómez had publicly requested special protection guarantees for her people, due to the high level of violence that they have been facing. Héctor Ramiro García was the founder of the Camawari indigenous organisation, and his son Braulio Arturo García had recently been chosen as a leader to his people.

On 1 December 2018, human rights defender and indigenous authority Aldemar Trochez was found dead near Caloto, Cauca, less than 100 meters from a military checkpoint, with a gunshot wound in the head. Days before, a threatening pamphlet was circulated in the region. It was targeted at the indigenous authorities in Cauca, who were accused of “working with the public forces”.

Furthermore, on 7 December 2018, the indigenous authority Edwin Dagua Ipia, who worked with youth leadership in the region of Caloto, Cauca, was also killed.  He had previously received a series of threats against him, which prompted a request for protection to the Colombian government in July. The Ministry of Interior condemned the murder of Edwin Dagua Ipia, and initiated a coordination with the local indigenous authorities for the deployment of a judicial commission to the region.

In the region of Norte de Santander, two campesino human rights defenders  were killed in the end of November. On 21 November 2018, Alba Edilma Cuevas was attacked by unidentified armed men on Cúcuta, Norte de Santander, who fired at the defender at her house. Alba Edilma Cuevas had denounced threats against her, due to her work as a social leader at the Agualasal path Communal Action Council (Junta de Acción Comunal de la vereda Agualasal).On 29 November 2018, José Antonio Navas was assassinated in Tibú, Norte de Santander, by unknown armed individuals who attacked him at his house. He was a campesino leader at the El Catatumbo Campesino Association (Asociación Campesina de El Catatumbo), a director at the El Líbano path Communal Action Council (Junta de Acción Comunal de la Vereda El Líbano) and a member of the Campesino Guard.

The killings of José Antonio Navas and Alba Edilma Cuevas were reported in the End of Mission Statement of the United Nations Special Rapporteur on the situation of human rights defenders on his visit to Colombia.

All these defenders were indigenous or campesino human rights defenders, and nearly all of them were attacked in their homes, by unidentified armed persons. These recent trends demonstrate the existence of a pattern of killings that has not been properly addressed by the authorities so far.

Human rights defenders working in Colombia have been increasingly targeted since the signing of the Peace Accords, with alarming numbers of assassinations and attacks perpetrated especially against those who work on indigenous and campesino rights. This presents a major risk to defenders living in remote areas, who are often more vulnerable to attacks, and, in the absence of appropriate state protection, are left to operate in an extremely hostile environment.

Front Line Defenders strongly condemns the killing of human rights defenders Alba Edilma Cuevas, José Antonio Navas, Aldemar Trochez, Héctor Ramiro García, Arturo García, and Edwin Dagua Ipia; as well as the assassination attempt against woman human rights defender Lidia Gómez, as it believes that these attacks are linked to their legitimate human rights work. Front Line Defenders expresses further concern at the pattern of increasing violence and impunity that human rights defenders face in Colombia.

Mexico: 161 personas defensoras de DH asesinadas en sexenio que termina, sembradores de esperanza: Red TDT

161 personas defensoras de DH asesinadas en sexenio que termina, sembradores de esperanza: Red TDT

  • El Informe Desde la Memoria… la esperanza, documenta 159 a las que se sumaron dos en noviembre con lo que totalizan 161 en el sexenio, más 40 periodistas.
  • Como Red TDT, a lo largo de este sexenio documentamos como el Estado mexicano no ha sido capaz de responder a la crisis de violencia contra las personas defensoras de derechos humanos.
  • Guerrero, Oaxaca y Chihuahua los estados más peligrosos para ejercer la defensa de derechos humanos

CDMX | 29 Nov 2018 | La defensa de derechos humanos no es un privilegio en sí misma como acusan furibundos sus detractores. Tampoco es algo dispensable, algo que debamos desear que se extinga, como opinan otros. La defensa de derechos humanos es una opción por la vida y la libertad. En ese sentido podemos afirmar que las personas defensoras somos facilitadoras de la esperanza, porque desde nuestras trincheras diversas luchamos por la dignidad y la justicia. Eso es lo que nos une: la esperanza.

Resulta pavorosamente contradictorio que teniendo esta noción de esperanza, hoy estemos aquí para hablar de las 161 personas defensoras y 40 periodistas asesinadas de manera impune entre diciembre de 2012 y noviembre de 2018. Esto demuestra de manera contundente que el sexenio que termina fue letal para las voces disidentes: datos dolorosos, que se vuelven vidas desgarradas para un país que se ostenta democrático y que, oficialmente, no se encuentra en guerra.

El mensaje es claro: se busca inhibir la lucha por la justicia y por los derechos. Pero ¿Está cifra inaceptable significa que ya no hay lugar para la esperanza? ¿significa que debemos huir, escondernos y tratar de proteger nuestra vida a cambio de lo que nos une como pueblos, como colectividades: como personas?

De ninguna manera

Como Red respondemos a esta realidad con convicción de esperanza y de memoria. Eso nos han enseñado pueblos, comunidades y víctimas. Hoy estamos aquí para conmemorar la esperanza y retomar la estafeta de las tantas luchas que nuestra sociedad requiere. Hoy estamos aquí para decirles a nuestras compañeras y compañeros que su muerte no es ni será inútil. No lo permitiremos.

Por eso queremos dejar constancia clara de la impunidad que el Estado ha ofrecido a estas víctimas. Según solicitudes de información hechas a Procuradurías/Fiscalías, solo el 3% de los casos de personas defensoras asesinadas se encuentran judicializados. Las investigaciones por asesinato de personas defensoras, activistas, líderes sociales suelen ignorar su actividad como causa del asesinato.

Como Red TDT, a lo largo de este sexenio documentamos como el Estado mexicano no ha sido capaz de responder a la crisis de violencia contra las personas defensoras de derechos humanos. Su respuesta se ha limitado a la acción del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras y Periodistas operado por la Secretaría de Gobernación, que tiene solo medidas reactivas y no obedece a las necesidades específicas de las personas beneficiarias. Este año, incluso, el Fideicomiso que dota de recursos al Mecanismo se quedó sin recursos, colocando en mayor situación de riesgo a 727 personas defensoras y periodistas.

La situación tiene matices importantes:

  • Por lo menos 42 de 159 personas defensoras asesinadas pertenecían a un pueblo indígena, entre los que se encuentran: yaqui, rarámuri, wixarika, purépecha, nahua, zapoteco, mixe, mixteco, tzotzil, triqui.
  • Según la documentación los estados más peligrosos para defender los derechos humanos son: Guerrero (28% de los casos), Oaxaca (20%) y Chihuahua (11%).
  • El 40% de las personas asesinadas eran defensores/as comunitarios/as, es decir, ejercían su derecho a defender derechos humanos en su comunidad o entorno más cercano. Gran parte de estos se enfocaban en la defensa de DESCA y Tierra y territorio.

El Saldo de este sexenio es de más de 37 mil personas desaparecidas y casi 120 mil asesinadas, 8 feminicidios diarios, una crisis migratoria sin precedentes, más de 500 conflictos socioambientales, así como casos emblemáticos de violaciones graves de derechos humanos (Tlatlaya, Ayotzinapa, Nochixtlán) y de corrupción en las altas esferas de gobierno (Casa Blanca, Odebrecht, Estafa Maestra).

La lucha de todas estas personas fue interrumpida de forma violenta, pero no así sus ideales y sus convicciones, no sus sueños ni la memoria de su lucha justa por un mundo diferente.

Ahí está la esperanza.

En todas esas personas que durante y ahora tras estos 6 años persisten en la defensa de derechos humanos, en este servicio por la vida. La esperanza está en los aprendizajes, logros y siembras de aquellas personas que aunque ya no están, continúan presentes en su espíritu combativo y digno.

Para más información y contacto:
Quetzalcoatl g. Fontanot
comunicacion@redtdt.org.mx
cel 551796 6731